viernes, 9 de diciembre de 2011

Curriculum

Curriculum
Mario Benedetti

El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío

entonces
usted muere.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Atardecer en Zicatela


Arenitas cuestecitas como mi amor infinito,
sol inmenso, como el inquieto mar,
aire, viento, que intimida con su fuerza, gentes que van y vienen, que corren, que caminan,
pero yo estoy solo, acompañado por tí
pero solo.
Nunca entendí por qué si creciste a orillas del mar,
no te gustá ver el sol al atardecer.
De que huyes. De quien huyes.
Espero que del sol. El problema, es que "uno no está donde el cuerpo sino donde más lo extrañan... y a tí se te extraña tantooo"

viernes, 2 de diciembre de 2011

Volví, la música me trajo.

Crecí pensando que el “Dios nunca muere” de Macedonio Alcalá era una canción de tristeza, y si lo es pero además es una canción de la única certeza de la vida, lo admirable es la belleza con que lo dice este notable oaxaqueño. Pero aquella noche me pareció una canción emocionante, me transmitió alegría, tristeza, admiración, y orgullo. Si, fueron muchas emociones. Se reunieron ocho bandas de música de la costa chica de oaxaqueña en aquel pueblo en el que años antes aprendí a ser maestro de primaria, compartiendo el salón con muchos niños de Santa María Colotepec.
Nosotros llegamos con la lluvia de las cuatro de la tarde en tiempos de lluvia, en la costa era una lluvia suave de esas que te acarician al tocar el rostro. Se había instalado una enorme lona que daba al parque municipal cierto parecido a un circo, celebraban a la Natividad de la Virgen María. Ahí en el pueblo de las fiestas de cada mes. A las bandas e invitados y a todo el que llegó temprano les sirvieron con los contratiempos y la bulla de una fiesta de pueblo, una rica barbacoa y una rica agua de jamaica. Todos esperaban o al menos eso imagine entre tantas risas, y el momento llegó: empezó la música, primero tocó La Guadalupana de Río Grande, Oaxaca una chilena y un bolero, después las Bandas de Colotepec chilenas y sinaloenses. La banda de Loxicha un corrido.
Luego fue la peregrinación acompañando a la virgen con la música de cuatro Bandas, las que habían llegado temprano. Los músicos terminaron el recorrido mojados, casi empapados y bendecidos por la virgen y se fueron acomodando. Cada banda volvió a tocar dos de sus mejores canciones. Una a una. Soy testigo de las ganas que puso cada uno de los músicos de las bandas, querían dar lo mejor y me volví a emocionar cuando la Banda de Río toco un danzón que se escuchó perfecto transmitieron alegría y sensualidad que es lo que a mí me transmite el danzón. Iban llegando otras bandas más la de Pochutla, la banda de Huatulco, de Tonameca. Acomodándose y a tocar. Y el agua puesta, en forma, ahora un poco más intensa obligándonos a buscar un espacio bajo la lona. Y el saludo a algunos de mis alumnos que ahora ya son padres de familia. No faltó el discurso del presidente. Después poco a poco se fueron moviendo, como una marea, como un prado que se extiende en el plan se fueron ubicando. Por acá los trombones muchachos, los clarinetes primera voz adelante a la derecha y a la izquierda las segundas, luego van los saxofones, las trompetas, percusiones, trombones, tubas, y barítonos en el estrado arriba. Se había formado una sola banda ¡280 músicos niños y jóvenes!. Luego de las presentaciones, el primer maestro de música al frente. Afuera la lluvia ya formaba un arroyo que atravesaba la explanada donde estábamos y mojaba nuestros pies quien podía se movía y el que no quería perder su lugar aguantó ahí. El maestro levantó la batuta, buscando con la mirada a todos al mismo tiempo. Todos estaban listos con la disciplina que se aprende cuando se quiere aprehender algo que se ama. Uno, dos….. Juntos, al mismo tiempo, suave al principio las notas, al unísono, los matices me fueron llevando a sentir en el alma la fuerza de la música, ahí estaban esos dedos de seda de mi pueblo, y entre ellos mi hijo, mis sobrinos y los amigos de mis hijos a quienes he visto crecer… y eso aumento nuestra emoción. Yo cantaba, acompañaba y me acompañaba entonando suavemente algunas partes de la canción. Aumento del ritmo, la fuerza y el climax. Cuando se oyó la última nota quise quedarme ahí: en el cielo. Regresamos contentos a Río Grande, porque de ahí de ese pueblo somos, cerquita del mar, entre palmeras, ahí crecí, ahí aprendí a amar el polvo y los calores del mes de mayo, sus historias, su música, sus mujeres.